Ambiente y finanzas sostenibles
El planeta está experimentando cambios sin precedentes en muchos de los factores que determinan tanto sus propiedades fundamentales como su influencia en la sociedad. Durante los últimos 60 años, las actividades humanas han cambiado a los ecosistemas de manera más rápida y extensa que en ningún otro período comparable de historia de la humanidad, generando diversas problemáticas ambientales, como el cambio climático.
Este fenómeno se produce a partir de la acumulación de gases de efecto invernadero (GEIs) en la atmósfera a partir de la generación de energía, el transporte, la industria, el manejo de los residuos, etc. Como consecuencia, aumenta la temperatura del planeta, siendo actualmente el clima más caliente en los últimos 1300 años.
El incremento de la temperatura global aumenta la intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos (inundaciones, sequías, tormentas eléctricas, olas de calor, etc.). Estos impactos obligan a tomar medidas inmediatas que implican grandes esfuerzos económicos. Sin embargo, los países que aún no han alcanzado su pleno desarrollo no cuentan con los recursos económicos necesarios y sufren con mayor gravedad este fenómeno, a pesar de no ser los principales causantes. En este sentido, el cambio climático incrementa las desigualdades ya existentes entre los diferentes países, pudiendo generar un nuevo obstáculo al desarrollo sostenible de los países.
En este contexto, es fundamental comprender que los sistemas sociales y naturales no son sistemas separados. Por el contrario, debemos referirnos a sistemas socio-ecológicos en el cual las personas dependen de los recursos y beneficios que proporcionan los ecosistemas, y la dinámica de los ecosistemas está influenciada, en distintos grados, por las actividades humanas. Este concepto posee una visión integral del ambiente que incorpora la interacción de los procesos físicos, económicos, ecológicos y sociales. Es crucial que la cuestión ambiental sea abordada desde todas estas dimensiones si se quiere promover el desarrollo de sistemas socio-ecológicos más resilientes y sostenibles en el tiempo.
¿Qué es el desarrollo sostenible?
El desarrollo sostenible es aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias. Esta definición se formalizó por primera vez en el documento conocido como el Informe Brundtland
de 1987, producto de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas. Este concepto cuenta con 3 componentes fundamentales: el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del ambiente, como “pilares interdependientes que se refuerzan mutuamente”.
Las finanzas sostenibles
El avance hacia una sociedad y una economía sostenibles no es ajeno al mundo de las finanzas. Una de las contribuciones claves al desarrollo sostenible son las finanzas sostenibles. Este concepto refiere a la inclusión de cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (denominados criterios “ASG”) en la toma de decisiones de inversión generando un impacto medible en términos económicos, sociales y ambientales. Pretende potenciar el crecimiento económico a la vez que disminuye la presión sobre el ambiente.
El ámbito de las finanzas sostenibles incluye a diferentes tipos de entidades (bancos, gestores de activos, empresas, aseguradoras, etc.) y también a una amplia variedad de productos y servicios (préstamos, bonos, etc.). Actualmente, se han convertido en una de las principales herramientas para impulsar la transformación del sistema financiero bajo criterios de sostenibilidad.
Estas finanzas también son comúnmente denominadas “Inversión de Impacto”, “Inversión de Triple Impacto”, “inversión socialmente responsable (ISR)”, o “inversión responsable”, dependiendo del impacto positivo y medible en las dimensiones del desarrollo sostenible.
Los criterios ASG
Además de los criterios estrictamente financieros -rentabilidad, riesgo y liquidez-, la inversión sostenible incluye los criterios ASG:
A (ambientales)
Consideran actividades que impactan de forma positiva en el ambiente, por ejemplo la no contaminación de la tierra, agua y aire, la contribución a la adaptación o mitigación al cambio climático, o la promoción de la eficiencia energética, el uso de energías renovables, el respeto
por la biodiversidad, etc.
S (sociales)
Incluyen aspectos relacionados con la salud, la educación, los derechos humanos y de los trabajadores (riesgos y condiciones laborales, explotación de niños o inmigrantes, etc.).
Estos criterios buscan, principalmente, reducir la desigualdad a través de la inclusión de los colectivos más desfavorecidos.
G (gobernanza)
Se refieren a cuestiones de gobierno corporativo de la empresa, a la calidad de la gestión
y a su cultura; ejemplos de factores o elementos de buen gobierno son la rendición de cuentas,
la independencia y composición de los órganos de gobierno, la reducción de la brecha salarial
entre hombres y mujeres, la presencia de las mujeres en cargos directivos, la no discriminación
de los trabajadores por sexo, edad, capacidad, etc.