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FINANCIERA

Finanzas sostenibles

La relación entre las finanzas,
medioambiente y sociedad.

El acuerdo de París y los ODS

¿Qué son los ODS?

En el 2015, los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)  como parte de la Agenda 2030. Estos objetivos son un llamamiento universal para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos los seres humanos.

 

Los 17 ODS poseen metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años y están integrados:

Reconocen que la acción en un área afectará los resultados en otras áreas y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad social, económica y ambiental. Los países se han comprometido a priorizar el progreso de los más rezagados. Para alcanzar estas metas, todos los sectores tienen que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado, y la sociedad civil.

El Acuerdo de París

El desarrollo sostenible es aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias. Esta definición se formalizó por primera vez en el documento conocido como el Informe Brundtland

El Acuerdo de París es un acuerdo dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC),  que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEIs). Fue negociado en el 2015 durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) por los 195 países miembros, y su aplicabilidad comenzó en 2020, tras la finalización de la vigencia del Protocolo de Kioto. 

 

El Acuerdo de París es un hito en el proceso multilateral del cambio climático porque, por primera vez, un acuerdo vinculante hace que todos los países se unan en una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.

 

El objetivo del acuerdo es aumentar la capacidad de respuesta mundial ante los efectos del cambio climático, en el marco de los ODS. Para ello, posee 3 acciones concretas:

Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5 °C, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático.
Aumentar la capacidad de adaptación y mitigación al cambio climático.
Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a ello.

Agenda 2030, Acuerdo de París,
y Finanzas Sostenibles

Las finanzas sostenibles son imprescindibles para impulsar la transformación del sistema financiero e impulsar el cumplimiento de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París. El Acuerdo de París reafirma que los países desarrollados deben tomar la iniciativa en la prestación de asistencia financiera a los países menos dotados y más vulnerables, al tiempo que se alienta por primera vez a las demás Partes a aportar contribuciones voluntarias. 

La financiación para la adaptación (reducir los impactos) y mitigación (reducir las emisiones de gases) al cambio climático  requiere inversiones públicas y privadas a gran escala. Naciones Unidas estima que se necesitan aproximadamente 6 billones de dólares cada año para poder cumplir la Agenda 2030. Los datos revelan que la sostenibilidad puede ser altamente rentable para los mercados y los inversores. Según la Comisión de Comercio y Desarrollo Sostenible estas inversiones pueden abrir oportunidades de mercado de hasta 12 billones de dólares y potencialmente el doble o el triple (cifras superiores a las necesidades de inversión), permitiendo crear 380 millones nuevos puestos de trabajo en todo el mundo. Existen oportunidades en ámbitos concretos de algunos de los ODS. Por ejemplo, la transición hacia un modelo circular podría desbloquear un crecimiento del PBI mundial de hasta 4,5 billones de dólares hasta 2030, o se podrían desbloquear 23 billones de dólares en mercados emergentes como el transporte sostenible o las infraestructuras verdes.

 

La inclusión de criterios ASG en el estudio, análisis y decisiones de inversión puede ser una contribución muy relevante a la Agenda 2030. A su vez, los ODS pueden ser la guía de los inversores, a la hora de decidir en qué invierten y cómo lo hacen. 

A nivel mundial, los inversores comenzaron a mostrar de forma pública su interés en realizar inversiones socialmente responsables y, con ello, a impulsar a las empresas a generar mayor

y mejor información ASG. En este contexto, surgieron iniciativas como los Principios de Inversión Responsable (PRI) que cuentan con el apoyo de la ONU y son considerados líderes en el fomento de la inversión responsable a nivel mundial. 

 

La iniciativa PRI ha establecido 5 argumentos para inversores sobre la necesidad de colocar

a los ODS en el centro de las decisiones de inversión:

Los ODS son el marco de referencia en sostenibilidad acordado a nivel global y orientado al largo plazo y, como tal, sirven a los inversores para comprender las tendencias en sostenibilidad y sus deberes fiduciarios. Además, los ODS les permiten hablar el mismo lenguaje que otros agentes económicos e instituciones públicas.
El impacto de no alcanzar los ODS en el año 2030 afectaría a todos los países y sectores, creando riesgos financieros a nivel macro. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, las crisis relacionadas con el agua o las enfermedades infecciosas (tal como nos demostró la pandemia del COVID-19), son cuestiones que afectan a la economía y que los ODS buscan solucionar. Las carteras de los inversores se encuentran expuestas a estos, por lo que promover una inversión responsable puede no solo promover una economía estable y sostenible, sino mejorar el desempeño financiero de los inversores en el largo plazo.
El cumplimiento de los ODS impulsará el crecimiento del PBI global, promoviendo el incremento de ingresos y ganancias corporativas.
Los retos que plantean los ODS reflejan que hay riesgos normativos, éticos y operacionales que pueden llegar a ser financieramente significativos para las empresas, ya que muchos costes que actualmente se consideran externalidades, como los daños ambientales o los conflictos sociales, pueden terminar afectando a las empresas.
Los ODS ofrecen oportunidades para desarrollar productos financieros innovadores e instrumentos de financiación combinada. En la mayoría de las clases de activos se encuentran ya oportunidades: acciones en empresas de tecnología limpia que cotizan en bolsa, capital privado y capital riesgo, infraestructuras bajas en carbono, bonos verdes o agricultura sostenible.

Orientar la ISR al cumplimiento de la Agenda 2030 puede ser una de las mayores contribuciones por parte del sector privado a la misma. Pero los ODS pueden ser también una solución para reforzar la ISR, ya que garantizan un marco común de actuación para los inversores que puede conducir a una mayor eficiencia en la asignación de capital, a una mayor orientación al largo plazo, a una mayor diversidad de oportunidades de inversión, y a una mayor estabilidad de las inversiones frente a futuras crisis económicas.

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